Así me dijeron que podían llamarse, y eso me regocija por ellos, por ustedes, por mí.
Quizás encontremos la manera de reconocer lo poético en lo inútil, en lo marginal.
Cada objeto es la expresión de múltiples manos.
Cada mano aportó su sustancia.
Cada mano ayudó a lanzarme a otra dimensión, y es allí donde los invito a encontrarnos.
El secreto es la mirada.
Ella conduce hacia formas que, desde cualquier lugar, seducen primero y luego llaman a gritos para que no las dejemos abandonadas.
Las formas nos entregan su suerte y, con desparpajo y alegría, las podemos tomar para luego desparramarlas.
Hagamos calidoscopios de cualquier cosa y, con anhelo y con sorpresa, lo viejo será nuevo en permanencia.